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Que nada se pierda: 8 tips para cocinar de forma sostenible

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Fruta muy madura y verdura sin turgencia, suelen tener un mismo destino: el basurero. Todos alguna vez hemos descartado aquel plátano que se tornó café porque ya no nos parece apetecible. Esta costumbre es normal y fisiológica, pues la elección de los alimentos a través de la vista está regulada por un complejo sistema en nuestro cerebro; sin embargo, contribuye directamente al creciente problema del desperdicio de alimentos en el mundo.

Según cifras de la FAO, el despilfarro anual de la parte comestible de alimentos alcanza las 1.300 toneladas cada año; y estrategias como el compostaje doméstico podría disminuir la producción de basura anual en 150 kg por hogar, esta impresionante cifra nos habla de la necesidad de implementar estrategias individuales que vayan a frenar el desperdicio de alimentos, y por ende, las emisiones de carbono. 

En FrutaDirecta creemos que generar un cambio de mentalidad y cultura en el que “nada se pierda” es esencial para el bienestar del planeta, para ello, en este artículo queremos entregarte tips fáciles de implementar que ayuden a disminuir el desperdicio de alimentos ¡Son amigables con el medio ambiente, tu salud y tu bolsillo!

La “tendencia biológica” al desperdicio

“La comida entra por la vista” es una frase típica y bastante cierta. El llamado valor hedónico de los alimentos es “el placer que se experimenta con la ingesta de alimentos, y depende de las características organolépticas del alimento, es decir, sabor, olor, color o textura,  lo cual va a condicionar de manera relevante la elección de los alimentos y su ingesta”, según define un artículo de revisión realizado en España el año 2017. Lo anterior puede explicar por qué desechamos frutas y verduras que ya no nos parecen tan frescas, o bien, por qué desechamos partes como los tallos y las cáscaras. 

La fisiología de la elección de alimentos se contrapone con un problema medioambiental creciente: el desperdicio de alimentos y su influencia en el calentamiento global. Según cifras de la OMS, para finales de siglo nos dirigimos a aumentos de 3 a 5 grados Celsius en la temperatura de la tierra, si no hacemos algo para frenar la emisión actual de dióxido de carbono. El ex director de la FAO José Graziano Da Silva, realizó un artículo de opinión donde destaca el papel del desperdicio de alimentos en el calentamiento global: “a nivel mundial, la pérdida y el desperdicio de alimentos consume el 30% de la tierra dedicada a la producción de comestibles y el 25% del agua utilizada en la agricultura. Generan costos anuales estimados en 2,6 mil millones de dólares”

Entonces ¿cómo ganarle a nuestro impulso biológico, tendiente al desperdicio, para ayudar al medio ambiente? La respuesta puede estar en la cocina, aprendiendo nuevas habilidades culinarias e instruyéndonos sobre cómo utilizar distintas partes de “desecho” para lograr platos saludables y apetecibles. 

Tips para que nada se pierda

Aprender sobre la utilización de partes comúnmente no consideradas comestibles, no solo ayuda al planeta, sino también a nuestra salud. Las cáscaras de las frutas es alta en fibra, vitaminas y minerales; en alimentos como el plátano, la cáscara tiene, incluso, un buena cantidad de proteínas. Ésto sucede con una variedad de partes de frutas y verduras que consideramos desechos, por lo que, para que aprendas a integrarlos a tu dieta, te compartimos los siguientes tips: 

  • Con los tallos de acelga se puede preparar “pescado frito” vegetariano, utilizando el mismo batido y el mismo procedimiento de esta tradicional preparación. Quedan tiernos y con una textura increíble.
  • Utiliza las hojas de los rabanitos crudas en ensaladas, mezcladas con otras verduras como lechuga o rúcula. Tienen un sabor algo picante, al igual que la verdura, por lo que le darán un toque diferente a tu ensalada. 
  • Las papas son mejor con cáscara. Ya sea cocida, frita o asada, no quites la piel a las papas, pues además de darle más sabor a la preparación, es alta en fibra, proteínas, almidón, vitaminas y minerales, según indica un estudio realizado en Chile el año 2018.
  • Utiliza la cáscara del plátano como sustituto vegetariano para la “carne mechada”. Se corta en tiras y se sofríe, junto con todos los otros ingredientes de esta preparación. Te aseguramos que después de probarla no volverás a ver la cáscara del plátano como desperdicio. 
  • Las hojas de la betarraga son muy similares a las hojas de acelga, y puedes utilizarlas en tortillas, guisos, cremas y ensaladas. Tienen un sabor imponente y novedoso que vale la pena probar.
  • El tallo del brócoli suele ser algo duro, pero si quitamos la parte externa con un cuchillo o pelador de papas, se puede rallar y utilizar crudo en ensaladas. El resultado es una deliciosa ensalada similar al repollo.
  • Las hojas del apio pueden picarse en tiras finas y añadirse a cualquier ensalada de hojas verdes. Le dará un toque refrescante y le quitará la monotonía a esa típica ensalada de lechuga.
  • Los tallos de la alcachofa se pueden pelar con un pelador de papas o cuchillo, dejando un centro tierno que podemos cocer junto a las alcachofas. De ello se obtiene una preparación tierna similar a los espárragos.
  • Bonus track: Si dejamos reposando las cáscaras de limón y naranja un mes en una botella con agua, obtienes un poderoso desengrasante. Lo mejor de todo ¡Es gratis!

¿Conocías todos estos usos que se le pueden dar a los “desechos” de las frutas y verduras? Si la respuesta es no, desde Fruta Directa te animamos a implementar estas simples medidas, pues, reducirá tu huella de carbono, y lo agradecerá tu organismo.

Gracias, esperamos que esta información te sea útil

Josefa Meléndez

Nutricionista

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